La Voz de César Vidal
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La Voz de César Vidal
Editorial: El aumento insoportable de la deuda nacional de Estados Unidos - 27/10/25
Con César Vidal.
https://www.cesarvidal.tv/editorial/videos/el-aumento-insoportable-de-la-deuda-nacional-de-estados-unidos-27-10-25
En este editorial, César Vidal reflexiona desde el exilio sobre el vertiginoso crecimiento de la deuda pública de Estados Unidos, que ha superado ya los 38 billones de dólares, alcanzando niveles que ponen en riesgo la estabilidad económica global. A partir de una cita de Thomas Jefferson, quien advirtió hace más de dos siglos que los pueblos deben elegir entre la economía y la libertad o el derroche y la servidumbre, Vidal analiza cómo esa advertencia cobra hoy más sentido que nunca.
El Dr. Vidal desmenuza las causas del endeudamiento estadounidense: el gasto desmedido del complejo militar-industrial, las guerras de Ucrania y Gaza, los fondos dilapidados por organismos como USAID y la deriva especulativa del modelo económico norteamericano, que ha sustituido la creación de riqueza real por la especulación financiera.
El editorial concluye alertando de las consecuencias de esta política de despilfarro —inflación, pérdida de poder adquisitivo y riesgo de colapso económico— y recordando que, como dijo Jefferson, solo el control del gasto preserva la libertad. Una advertencia que, según Vidal, también se aplica a España, donde la deuda pública sigue creciendo sin freno.
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SPEAKER_01:La Voz con César Vidal, desde el exilio. Muy buenos días, muy buenas tardes, muy buenas noches, y sobre todo muy bienvenidos a esta nueva sigla de la voz. Soy César Vidal, hoy es el lunes 27 de octubre of 2025, and me dirijo a los hispanoparlantes de ambos hemisferios, a los situados a uno y otro lado del Atlántico y del Pacífico, anda lo hago desde el exilio. Corría el año 1816, ando el día 12 de Julio, when an important político americano escribió a Samuel Kershable lo siguiente: In to preserve their independence, we must not let our rulers load us with perpetual debt. We must take our election between economy and liberty, or profusion and servitude. Lo que podría traducirse como Y para preservar su independencia, no tenemos que dejar que nuestros gobernantes nos carguen con una deuda perpetua. Tenemos que realizar nuestra elección entre la economía y la libertad o entre el derroche y la servidumbre. El autor de la carta era más que consciente de que los políticos suelen inclinarse a contraer deudas nacionales. Jamás son ellos los que las pagan y de un mayor gasto se puede derivar el tener a su disposición fondos con los que alimentar clientelas políticas y ganar o mantenerse en el poder. Frente a esa conducta, el autor de la misiva señalaba algo absolutamente cierto, y es que los ciudadanos no pueden consentir que los políticos descarguen la deuda sobre ellos. Tienen que elegir entre el control del gasto y la libertad o el aumento de ese gasto y la esclavitud. El texto tiene ya más de dos siglos y es incluso más verdadero ahora que cuando salió de la pluma de su autor, que por cierto, era Thomas Jefferson, el redactor de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América y también uno de sus más brillantes presidentes. En las últimas horas hemos tenido nuevas noticias sobre el insoportable aumento de la deuda pública en Estados Unidos. Sin ánimo de ser exhaustivos, los hechos son los siguientes. Primero, en medio del cierre del Gobierno federal, la deuda pública de Estados Unidos ha superado los 38 trillones de dólares. Segundo, la cifra de la deuda pública de Estados Unidos constituye un auténtico récord que deja de manifiesto un aumento colosal e insostenible. Tercero, la cifra implica una deuda de 111.000 dólares por cada habitante de los Estados Unidos y equivale a las economías sumadas de China, India, Japón, Alemania y Gran Bretaña. Cuarto, la acumulación de deuda también marca un récord, ya que en agosto pasado la cifra era de 37 trillones. Quinto, este aumento de la deuda lleva consigo también un crecimiento de la inflación, lo que significa una disminución del poder adquisitivo de los americanos. Sexto, el pasado mes de mayo Moody rebajó la calificación de la deuda de Estados Unidos de AAA a A1, señalando el fracaso de las sucesivas administraciones para revertir la tendencia de grandes déficits fiscales y costes de intereses crecientes. Séptimo, este movimiento siguió rebajas de la deuda similares llevadas a cabo por otras agencias de calificación como Fitch en el año 2011 y Standard ⁇ Poor's en 2023. Octavo, la Oficina de Responsabilidad del Gobierno ha señalado que entre los impactos del aumento de la deuda pública sobre los americanos está el incremento de los precios para los préstamos dedicados a hipotecas y compra de automóviles, la bajada de los salarios, la mayor dificultad para invertir y la subida del precio de bienes y servicios. Noveno. Aunque la administración Trump insiste en que sus políticas están ayudando a reducir el gasto del gobierno y a bajar el déficit masivos, la realidad es que el Departamento del Tesoro ha señalado que el déficit acumulado se sitúa en los 468 billones de dólares. Décimo, el Joint Economic Committee calcula que la deuda nacional ha crecido en 69.713 dólares, con 82 céntimos por segundo durante el último año. Un décimo. Michael Peterson, presidente y CEO de la Fundación Peter Peterson, ha declarado que alcanzar 38 trillones de deuda durante un cierre del Gobierno es la última señal inquietante de que los legisladores no están cumpliendo con sus deberes fiscales básicos. Peterson señaló también que junto con la deuda creciente se obtienen costes de intereses más altos, que ahora son la parte que crece con más facilidad del presupuesto. Décimo tercero. Según Peterson, gastamos 4 trillones de intereses en la última década, pero gastaremos 14 trillones en los próximos 10 años. Los costes abruman importantes inversiones públicas y privadas en nuestro futuro, dañando la economía de cada americano. Décimo cuarto, el crecimiento salvaje de la deuda de Estados Unidos puede verse en que en enero de 2024 era de 34 trillones de dólares, en junio de 2024 llegaba a 35 trillones y en noviembre de 2024 se situaba en 36 trillones de dólares. Y decimoquinto, en 2023 economistas del Penhorton Budget Model llegaron a la conclusión de que los mercados financieros no toleraran niveles de deuda de Estados Unidos superiores al 200% de su Producto Interior. A pesar de las promesas repetidas de Donald Trump de reducir la deuda nacional, la realidad es que continúa subiendo de manera extraordinariamente peligrosa y afectando no solo el poder adquisitivo de los americanos, sino también las posibilidades de inversión y crecimiento económico de la nación. Las razones para ese aumento récord de la deuda son obvias, aunque nadie esté dispuesto a señalar que existe no un elefante, sino toda una manada de paquidermos en la habitación. En primer lugar, la deuda es insostenible a causa del complejo militar industrial que necesita cada vez mayores gastos en conflictos bélicos que no solo no afectan a la seguridad nacional de Estados Unidos, sino que implican un gasto injustificado e insoportado. Estados Unidos no precisa, por ejemplo, mantener más de 750 bases militares alrededor del mundo, pero su perpetuación constituye una suma astronómica de fabulosos negocios para el complejo militar industrial. Todavía menos necesita Estados Unidos que más de la mitad del presupuesto federal se dedique a gastos militares. A lo anterior se suma una actividad bélica costosa e inútil para los intereses nacionales. La guerra de Ucrania ha sido y sigue siendo una sangría salvaje que solo ha beneficiado a los fabricantes de armas y a las oligarquías corruptas de Ucrania, Estados Unidos y la OTAN, pero que los ciudadanos americanos están pagando carísima. Algo semejante puede decirse sobre la ayuda dispensada a Israel para arrasar Gaza. Una ayuda a la que dedicamos un reciente editorial y que podría haberse empleado de manera infinitamente mejor en suplir necesidades del pueblo americano en áreas como la sanidad, la educación, las pensiones o las infraestructuras. Todos esos aspectos no han mejorado con Donald Trump, sino que a decir verdad, incluso han empeorado la línea seguida por administraciones previas. Pero no agotan las causas de la deuda. A decir verdad, otro de los campos en que debería reducirse es en los gastos estrictamente políticos dedicados a alimentar a un número casi infinito de parásitos. El hecho de que Elon Musk se acercara a una entidad como el USAID permitió ver en parte el gasto salvaje que han dedicado sucesivas administraciones a gastos totalmente innecesarios que iban de clínicas abortistas a lobis gays y feministas, pasando por avispados exiliados en Estados Unidos que viven a costa del contribuyente americano alegando una supuesta lucha por la libertad. Durante unos días pareció que Donald Trump suprimiría el USAI y con él una lista colosal de abusos económicos costeados por los ciudadanos. Se trató tan solo de una ilusión. El USAI no fue suprimido. Pasó a estar supervisado por Marco Rubio y ha continuado siendo una suma inmensa de agujeros por donde desaparece el dinero del contribuyente. Para Colmo, nada permite presagiar que esta situación cambie en el futuro. Los demócratas en el poder seguirían la senda del gasto salvaje que está endeudando cada día más a esta nación, pero G. Divans, el actual vicepresidente y supuesto sucesor de Donald Trump, es partidario de un Estado hipercontrolador que aún gastaría más. Todo ello, además, sucede mientras el modelo productivo de Estados Unidos lleva cambiando desde hace años, pasando, como ha señalado el historiador y antropólogo francés Emmanuel Thot, de una economía que, siguiendo patrones protestantes, buscaba por encima de todo crear una riqueza real, a otra que siguiendo patrones judíos ha buscado un enriquecimiento rápido a través de la mera especulación económica. Se piense lo que se piense de ese análisis, lo que resulta innegable es que Estados Unidos ha ido dejando de ser un país de ingenieros, de arquitectos y de constructores para convertirse cada vez más en una nación donde la especulación tiene un peso creciente, una especulación que provocó la crisis financiera de 2008 y que puede causar otra todavía mayor en el futuro. El resultado de una política así resulta evidente. En primer lugar, el descenso del poder adquisitivo de los americanos. En segundo lugar, un colapso económico que puede producirse dentro de no muchos años. Y finalmente, la extensión del caos económico a buena parte del resto del globo. Para entonces, los últimos girones de libertad serían cosa del pasado. Eso o acabar con el peso de lobbies como los armamentistas, sionistas y globalistas de la vida de Stations Unit, reduciendo drásticamente el gasto public and disminuyendo paulatinamente la deuda national. In otra paras, as Jefferson, I can't think better the economy and the liberty or the aumento of the deuda and the esclavit. And no one has alternatives. But no, the frustration, and the poderos much gigantic, is also because they contemplate the rodillas, and the hour to put them in place.