La Voz de César Vidal

Editorial: Turquía: De Kemal a Gürdeniz - 11/11/25

César Vidal

Por César Vidal.

https://www.cesarvidal.tv/editorial/videos/turquia-de-kemal-a-gurdeniz-11-11-25

En este editorial, César Vidal repasa la figura histórica de Mustafa Kemal Atatürk, fundador de la Turquía moderna, y la transformación que llevó al país desde el colapso del Imperio Otomano hacia una república laica, independiente y soberana. 

A partir de este legado, el Dr. Vidal analiza la visión del contraalmirante turco retirado Cem Gürdeniz, autor de la doctrina marítima de la “Patria Azul”, quien propone que Turquía recupere su autonomía estratégica y rechace tanto el sometimiento a la OTAN como la integración subordinada en la Unión Europea.

El análisis de Gürdeniz, comenta Vidal, pone de manifiesto el declive del orden unipolar occidental surgido tras la caída de la URSS, el agotamiento del poder de Estados Unidos, la crisis de legitimidad de la OTAN y la decadencia económica y moral de la Unión Europea. 

Frente a este escenario, aboga por un nuevo orden multipolar, basado en la cooperación soberana entre naciones, el desarrollo industrial propio y la independencia frente a la agenda globalista.

César Vidal concluye defendiendo la sensatez de una política exterior no alineada, centrada en los intereses nacionales y en la construcción de un mundo más justo, libre y pacífico, frente a las guerras y manipulaciones del globalismo.

Un editorial imprescindible para comprender el papel de Turquía —y del mundo— en el cambio geopolítico de nuestro tiempo.

Support the show

SPEAKER_01:

La voz con César Vidal, desde el exilio. Muy buenos días, muy buenas tardes, muy buenas noches, y sobre todo muy bienvenidos a esta nueva sigla de la voz. Soy César Vidal, hoy es el martes 11 de noviembre de 2025, y me dirijo a los hispanoparlantes de ambos hemisferios, a los situados a uno y otro lado del Atlántico y del Pacífico, and, como siempre, lo hago desde el éxito. Corría el año 1920 when un general turco llamado Mustafa Kemal proclamó la convocatoria de una Asamblea Nacional para llevar a cabo una reforma en profundidad de la vida turca. Tan solo dos años antes, Turquía había sido derrotada en la Primera Guerra Mundial y el Imperio Otomano se había visto descuartizado para pasar a formar parte de los imperios británicos, francés e italianos. Kemal no solo logró que la Asamblea Nacional se reuniera, sino que consiguió que la monarquía quedara abolida y se proclamara la República, a la vez que impulsaba un proceso de laicización de la nación y de su reconstrucción sobre la base de valores patrióticos. La República de Turquía fue fundada el 29 de octubre de 1923 y Mustafa Kemal fue elegido como su primer presidente, un cargo que conservaría hasta su fallecimiento. El reconocimiento de la nueva República Turca por parte de las potencias permitió a Mustafa Kemal volver a centrarse en la reconstrucción interna del país a partir de ese año. Y desde ese momento, y a pesar de seguir siendo una nación de mayoría musulmana, Turquía se convirtió en una república laica. Se cerraron así las escuelas de teología islámica o madrasas, se cambió la sharía o ley islámica por un código civil basado en el suizo y se adoptaron el Código Penal Italiano y el Código de Comercio Alemán. Igualmente se alentó la emancipación de las mujeres, para lo que se estableció un conjunto de normas, y en diciembre de 1934 incluso se otorgó a esas mujeres que ya no estaban obligadas a llevar el velo, el derecho al voto y a ser elegidas como miembros del Parlamento. Por añadidura, el uso del alifato, el alfabeto árabe, fue sustituido por el del latino y se abolieron los signos externos de relación con el Islam, como por ejemplo el uso del turbante. La representación visual de la figura humana había estado prohibida durante el Imperio Otomano de acuerdo con la ley islámica, pero con Kemal se establecieron nuevas escuelas artísticas para niños de ambos sexos, así como un gran número de facultades de bellas artes. También se levantó la prohibición islámica que pesa sobre el alcohol. En términos de política internacional, aunque Kemal simpatizaba con la política antiimperialista de la Unión Soviética, renunció a seguir una política de bloques, no aliándose ni con la Unión Soviética, ni con las potencias fascistas, ni con los imperios occidentales. Antes de fallecer, y de manera unánime, el Parlamento turco denominó a Tatyr, es decir, padre de Turquía a Mustafal Kemal, una denominación con la que ha pasado a la historia. A su muerte en 1937, Turquía había experimentado un proceso de reformas positivas y había entrado en un camino que, entre otros aspectos positivos, tuvo el de evitarle los horrores de la Segunda Guerra Mundial. En las últimas horas hemos tenido nuevas noticias sobre el papel de Turquía en el concierto internacional. Sin ánimo de ser exhaustivos, los hechos son los siguientes. Primero, el contraalmirante turco retirado, Sen Gürdenich, es uno de los geoestrategas más brillantes de Turquía, a la vez que artífice de la doctrina marítima de la patria azul. Segundo, Gürdenich mantiene una oposición opuesta al globalismo, se siente vinculado con la herencia del quemalismo y es partidario de una postura patriota para el futuro de Turquía que se distancia del actual presidente Erdogan. Tercero, en una reciente entrevista publicada por De Kradol, Gürdenich se manifiesta contrario a la unión de Turquía con la OTAN y partidario de una apertura hacia un mundo multipolar. Cuarto, sus declaraciones tienen como contexto el nuevo impulso para que Turquía entre en la Unión Europea en unos momentos en que cuenta con el segundo ejército más grande de la OTAN y es vista por las capitales occidentales no como un socio, sino como una zona de amortiguación frente al auge de las potencias euroasiáticas. Quinto, Gyrdenich afirma que estamos presenciando el segundo gran colapso del orden de seguridad global desde la Segunda Guerra Mundial. El primero se produjo después de 1990, cuando la Unión Soviética se disolvió de manera voluntaria y Washington expandió rápidamente su influencia por la Europa Oriental. Pero hoy, 80 años después del final de aquella guerra, Estados Unidos está comenzando su propia retirada, desplazando su centro de gravedad estratégico de Europa a la región Asia-Pacífico. Sexto, según Guirdenich, la administración Trump lo reconoce. Su estrategia ya no se centra en el control global, sino en el repliegue y la preparación para la rivalidad entre grandes potencias en el Pacífico, especialmente con China. Séptimo, para Guirdenich, ese cambio de la política exterior americana está íntimamente relacionado con la guerra de Ucrania, ya que la derrota de la OTAN en Ucrania no ha sido solo una pérdida en el campo de batalla, sino también el fin de una ilusión. Vo, según Girdenich, el orden posterior a 1990 se construyó sobre la ilusión de la unipolaridad. Estados Unidos proclamó la democracia capitalista liberal como modelo universal. En ese sistema, Occidente controlaba las finanzas, China se encargaba de la manufactura y se esperaba que los Estados ricos en recursos suministraran energía y materias primas. Noveno. A pesar de haber tenido lugar lo que parecía una victoria en toda regla, los resultados finales han demostrado ser muy distintos. Como señala Girdenich, este modelo se topó con contradicciones fatales. El poderío militar americano fracasó en Irak, Libia y Afganistán. En lugar de estabilidad, trajo destrucción. Rusia se reafirmó militarmente después de 2008. China ha ascendido económica y tecnológicamente, desafiando la hegemonía occidental. Juntos han construido un contrapeso euroasiático. Décimo, si el fracaso en la guerra de Ucrania, precedido por otros fracasos en crear estabilidad en Asia y África, dañaron a Estados Unidos y a sus aliados, la situación se ha deteriorado todavía más con la guerra de Gaza. Según Girdenich, el genocidio israelí en Gaza, apoyado abiertamente por Washington, ha destrozado cualquier vestigio de legitimidad. Un décimo. El resultado final, según Girdenich, es que el sistema occidental ahora se encuentra expuesto económicamente sobreendeudado, diplomáticamente aislado y militarmente vulnerable. Duodécimo. Girdenich considera que Trump no es el artífice de este colapso, sino su consecuencia. Él y su equipo comprenden que el modelo posterior a 1945 ya no funciona para Estados Unidos. La base manufacturera está debilitada. La deuda ha alcanzado los 34 billones de dólares. El dólar está siendo relegado en el comercio mundial. El poder americano se está contrayendo. Décimo tercero. Según Gyrdenich, lo que Trump propone es una retirada disfrazada de fuerza. Quiere poner fin a los compromisos de Estados Unidos y centrarse en la recuperación de la industria nacional. Sabe que la OTAN es una carga y no una ventaja. Su desafío no es ideológico, sino existencial. Quiere mantener vivo el imperio americano mediante su reducción a un tamaño sostenible. Décimo cuarto. En ese contexto, según Girdenit, la OTAN es ahora una alianza zombie. Existe más como un mito que como un bloque militar que funcione. Su expansión ha resultado temeraria. Sus operaciones desde los Balcanes hasta Libia y Ucrania han desestabilizado regiones enteras y su credibilidad se está viniendo abajo. Décimo quinto. Con el trasfondo de la decadencia de la OTAN, según Gyrdenich, la Unión Europea está impulsando una modernización militar de 800.000 millones de euros, aproximadamente 864.000 millones de dólares, bajo el nombre de Rearmar Europa. Pero esto exige una austeridad masiva a nivel nacional. Los gobiernos europeos están preparando a sus poblaciones para la guerra, no para la paz. Necesitan enemigos que justifiquen el gasto. Según Girdenich, el Estados Unidos de Trump no luchará por Estonia ni enviará tropas a Moldavia. Europa tendrá que defenderse por sí misma y no está preparada. Girdenich señala igualmente que el mundo camina hacia un orden multipolar de manera real e irreversible. Los BRICS están creciendo. La Organización de Cooperación de Shanghai se está expandiendo. El comercio se está alejando del dólar. Potencias regionales como Irán, India, Brasil y Turquía están consolidando su posición. Esto no es un retorno a los bloques de la Guerra Fría. Es un nuevo equilibrio. Un mundo donde no domina ningún centro. Para Girdenis, la multipolaridad no es una utopía, sino una cuestión de soberanía. Permite que las naciones se alíen en función de sus intereses, no de la coacción. El reto ahora consiste en construir instituciones que reflejen esta realidad, nuevos sistemas comerciales, marcos de seguridad y bancos de desarrollo que no estén controlados por Occidente. Décimo noveno. Dentro de ese contexto, Gyrdenis enfatiza cómo Turquía está rodeada de aguas disputadas, el Egeo, el Mediterráneo oriental y el mar Negro, y cómo las potencias occidentales, en particular a través de Grecia y Chipre, quieren acorralar a Turquía en Anatolia. El mapa de Sevilla, respaldado por la Unión Europea, reduciría el espacio marítimo turco en un 90%. Y eso es una sentencia de muerte geopolítica. Vigésimo. Según Girdenich, la denominada iniciativa Patria Azul reafirma nuestros derechos legales, nuestra presencia naval y nuestros intereses energéticos. Junto con el corredor medio que nos conecta con Asia Central y China, conformamos un eje continental marítimo. Este es el pilar de la estrategia de Turquía para el siglo XXI. Vigésimo primero. Girdenich señala además que en términos económicos hay que abandonar la ilusión de que la inversión extranjera directa y la integración en la Unión Europea nos salvarán. Ese modelo ha fracasado. Trajo consigo deuda, privatizaciones y dependencia. Nuestra economía tiene que basarse en la producción, no en la especulación. Vigésimo segundo. Esa reforma económica implica, según Girdenich, reindustrialización, soberanía alimentaria y energética y comercio regional en monedas locales. Tenemos que proteger los sectores estratégicos de la propiedad extranjera. Nuestro banco central tiene que ser independiente no solo del gobierno, sino también de la influencia extranjera. Digésimo tercero. En relación con la cuestión de si Turquía tiene que formar parte de bloques, Gyrdenis es favorable de lo que denomina un no alineamiento firme. Esto significa negarnos a ser satélite de nadie. Mantenemos nuestras opciones abiertas. Cooperamos con Rusia, China y el sur global, pero también colaboramos con Europa y Estados Unidos donde nuestros intereses coinciden. Pero hay límites. No nos sumaremos a regímenes de sanciones contra nuestros vecinos. No albergaremos bases extranjeras que tengan como objetivo a otros Estados y no nos dejaremos arrastrar a las guerras fallidas de la OTAN. Vigésimo cuarto. Girdenis se manifiesta muy crítico hacia la Unión Europea, señalando que los valores de la Unión Europea son selectivos. En lo que respecta a los derechos marítimos de Turquía, respaldan el maximalismo griego. En lo que respecta a Palestina, guardan silencio. En lo que respecta a los crímenes de Israel, los califican de autodefensa. En el mismo sentido, afirma que esto no es una cuestión de valores, sino de poder. La Unión Europea quiere a Turquía como zona de amortiguación, depósito de refugiados y fuente de mano de obra barata. Jamás nos aceptará como iguales y no deberíamos desear formar parte de ese club. Vigésimo quinto. Burdenitz afirma además que el denominado mundo turquico es nuestra esfera natural de coopera. Desde Azerbaiyán hasta Kazajistán y Uzbekistán compartimos idioma, cultura e intereses estratégicos. La Organización de Estados Túrquicos aún está en sus inicios, pero tiene un enorme potencial. Esto no es nacionalismo, es diplomacia civilizatoria. Vigésto. Girdenich se muestra escéptico sobre los beneficios que la Unión Europea podría tener para Turquía, afirmando que durante 67 años Turquía ha esperado fuera de las puertas de la Unión Europea con la ilusión de que algún día seríamos aceptados como parte de Europa. La verdad es que nunca lo fuimos ni nunca lo seremos. La Unión Europea nunca ha apoyado ninguno de nuestros intereses geopolíticos fundamentales. VIXII. Girdenich afirma igualmente que lo único que la Unión Europea desea de Turquía es involucrarnos en su debilitado aparato de seguridad en un momento en que temen ser abandonados por Estados Unidos. VIII. A continuación, Girdenich se formula la siguiente pregunta: ¿Renunciará Turquía a su autonomía estratégica, a la sangre de sus soldados y a la dignidad de su nación ante una entidad que siempre la ha considerado un puesto de avanzada útil pero nunca un igual? VIX noveno. Al respecto, Girdenich afirma sobre la Unión Europea que debemos mirarla a través del prisma de la historia, de nuestra soberanía, de la visión de Atatir y de la realidad de que Europa está en decadencia. Y Trigésimo, Girdenich afirma que el camino a seguir no es perseguir ilusiones en Bruselas, es volver a los principios quemalistas, integrarnos en el emergente siglo asiático y asegurar nuestro destino geopolítico en Eurasia, en nuestros términos, no en los suyos. El análisis del contraammirante Girdenis es uno de los más lúcidos y sólidos en la actualidad en relación con la política internacional. De entrada, Estados Unidos ha fracasado en su plan de mundo unipolar posterior a la caída de la Unión Soviética. Las guerras en que ha intervenido e interviene han desgastado su poder y la sensatez obliga ahora a desplazar el foco internacional del Atlántico al Pacífico y a reducir las dimensiones del imperio precisamente para poder prolongar en el tiempo su existencia. En ese sentido, la OTAN constituye una pesadísima carga que no beneficia en absoluto a los Estados Unidos. En paralelo, la Unión Europea presenta un panorama que deja mucho que desear. Frente al crecimiento económico real se ha entregado un crecimiento especulativo. Su sistema de valores es totalmente selectivo e hipócrita. La carga de la deuda pública resulta insoportable. Trata de manera muy desigual a los diferentes miembros y, en lugar de prepararse para la paz, se adiestra para una guerra que empeorará la vida de los europeos y que los sitúa en una tesitura más que peligrosa. Ante situaciones así, la política más sensata para la inmensa mayoría de las naciones, entre ellas Turquía, es optar por una renuncia a los bloques, por una colaboración con todas las naciones de acuerdo con sus intereses y sin verse subordinadas a ninguna potencia y el seguimiento de unas directrices patrióticas que eviten convertir a cada nación en un mero peón. En ese sentido, la pertenencia a la OTAN constituye un verdadero peligro para la paz, el bienestar y la soberanía nacionales, y la Unión Europea ciertamente no cuenta con el menor atractivo. La propuesta de Girdenis constituye no solo una muestra de enorme sensatez y sagacidad políticas, sino también de justicia internacional y de diseño de la política del futuro. Frente a un mundo dividido en bloques marcados por la fuerza y el desprecio al derecho internacional y conformado por entidades sin legitimidad democrática que impulsan la agenda globalista, es de justicia y de sentido común que se imponga un mundo de relaciones pacíficas, de defensa de los intereses nacionales por encima de las conveniencias de las élites globalistas y de buenas relaciones y colaboración económica con todos. Se trataría de un mundo multipolar más justo, más pacífico, más soberano y más libre frente al mundo actual, en que no existe realmente el libre mercado, las libertades democráticas son erosionadas en beneficio de las élites y donde los gobiernos nacionales se entregan voluntariamente o por la fuerza en manos de una agenda globalista que pretende conjugar lo peor del capitalismo con lo peor del socialismo, así como la eliminación de la independencia de las nations. Esa is the proposta de futuro, and frented a ella solo se extiende la de una agenda globalista that va empujando al mundo a sucession ininterrumpida of invasiones and guerrilla after that the géner human extinguisher for sure stupide. But no disanimo or the frustration, and the poderos much gigantes is also because they contemplate the rodillas, and the hour to put them in pieces.