La Voz de César Vidal

Editorial: ¡Feliz Navidad! - 19/12/25

César Vidal

Por César Vidal.

https://www.cesarvidal.tv/editorial/videos/feliz-navidad-19-12-25


En esta Editorial de cierre del año 2025, César Vidal ofrece una profunda reflexión navideña que combina historia, ciencia, fe y análisis cultural. Partiendo de los estudios astronómicos de Johannes Kepler y de posteriores hallazgos babilónicos, el programa explica cómo la conjunción de Júpiter y Saturno en el año 7 a. C. encaja con el relato del Evangelio de Mateo sobre el nacimiento de Jesús y la llamada “estrella de Belén”.

Más allá del rigor histórico, César Vidal invita a reflexionar sobre el impacto decisivo del nacimiento de Jesús en la historia de la humanidad. Sin el cristianismo —señala— el mundo habría perpetuado prácticas hoy consideradas inhumanas: la esclavitud, el desprecio por la mujer, el abandono de niños, la eutanasia de ancianos y enfermos o una sociedad dominada por la tristeza y la desesperanza propias del mundo clásico. Asimismo, recuerda que pilares fundamentales de la civilización occidental —como los derechos humanos, la alfabetización universal, la democracia moderna, la revolución científica o la ética del trabajo— no pueden entenderse sin la influencia del mensaje cristiano y, en particular, de la Reforma protestante.

La Editorial se convierte finalmente en una invitación personal y directa dirigida a quienes sufren, a los olvidados, a los solos, a los enfermos, a los desempleados y a todos aquellos que afrontan el futuro con temor. En un mundo marcado por la crisis económica, el belicismo y la corrupción de las élites, César Vidal recuerda que la Navidad es, sobre todo, un mensaje de esperanza, reconciliación, perdón y paz interior accesible a todos.

Un mensaje de ánimo, fe y firmeza moral con el que César Vidal, desde el exilio, despide el año, desea una feliz Navidad a la audiencia y reafirma el compromiso de seguir ofreciendo análisis sólido, veraz e independiente también durante el periodo vacacional.

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SPEAKER_01:

La voz con César Vidal desde el exilio. Muy buenos días, muy buenas tardes, muy buenas noches y sobre todo muy bienvenidos a esta nueva singladura de la voz. Soy César Vidal, hoy es el viernes 19 de diciembre de 2025, y me dirijo a los hispanoparlantes de ambos hemisferios, a los situados a one or other lado del Atlántico and Pacífico, in esta última emisión of this año, todavía 2025. Andrew, lo hago desde el exilio. Corría el año 1603, andas concretamente la noche del 17, when the astrónomo Kepler sentenced el Grashin de Praga observando la conjunción de los planetas Saturno y Júpiter that se producía en el seno de la constelación de los peces. Mientras entregaba la tarea de calcular sus posiciones, Kepler se cruzó con un escrito del rabino a Barbanel en el que afirmaba que el nacimiento del Mesías tenía que producirse precisamente en medio de esas circunstancias cósmicas. Dado que era un convencido cristiano protestante, este dato llamó la atención de Kepler, que no pudo dejar de preguntarse si el nacimiento de Jesús había tenido lugar en una fecha en que se hubiera producido un fenómeno astronómico similar. Fue así como, tras realizar los pertinentes cálculos astronómicos, Kepler descubrió que una conjunción semejante se había dado en los años 6-7 a.C., lo que lo impulsó a percatarse de que esa fecha encajaba la perfección con los datos incluidos en el Evangelio de Mateo, ya que en ese texto, el primero de los que aparecen en el Nuevo Testamento, se nos dice que Jesús nació cuando aún reinaba Herodes el Grande. Aún más exacto que Kepler fue en 1925 esnabe. De hecho, este erudito descifró unos escritos cuneiformes de la Escuela de Astrología de Sipar en Babilonia. En ellos se hacía mención a la mencionada conjunción en el año 7 a.C. y se indicaba que Júpiter y Saturno habían sido visibles durante un periodo de cinco meses. Efectivamente, hacia el final de febrero del año 7 a.C. atravesó el firmamento la constelación mencionada. El 12 de abril, ambos planetas efectuaron su orto helíaco a una distancia de 8 grados de longitud en la constelación de los peces. El 29 de mayo se vio durante dos horas la primera aproximación. La segunda conjunción tuvo lugar el día 3 de octubre, Yonkipor Judío o Fiesta de la Expiación. El 4 de diciembre se vio por tercera y última vez. Fue esa conjunción la que contemplaron los magos, magos, que no Reyes Magos, de los que habla el Evangelio de Mateo, unos personajes que no practicaban las artes ocultas, sino que pertenecían a la tribu Meda del mismo nombre ya mencionada por Heródoto y que al parecer contaban con conocimientos astronómicos. Una vez más, los datos encajaban con el Evangelio de Mateo e incluso explicaban la manera en que los magos pudieron ver el astro y seguirlo durante meses hasta llegar a Palestina. La misma se habría aparecido en diversas ocasiones, la primera llamando su atención, la última indicándoles dónde estaba el niño. De esa forma, por lo tanto, Jesús habría nacido en mayo o en octubre del año 7 a.C., más verosímilmente en la primera fecha. Y como señala el primer libro del Nuevo Testamento, su nacimiento habría venido acompañado de la visión de un astro en el cielo, astro que rastrearon los magos. Por añadidura, Jesús había nacido justo en la época en que la Biblia, a través de la profecía del patriarca Jacob, reconocida al final del libro de Génesis, señalaba que nacería el Mesías, es decir, cuando el cetro judío lo ostentara un no judío. Era la época de Herodes el Grande, el único no judío que llegó a ser rey de los judíos. Hoy, quien se dirige a ustedes, realiza el último programa de este año 2025, y desea recordarles que estamos ya en la época de Navidad. No lo hace por cuenta de unos grandes almacenes para cobrar la publicidad. Tampoco lo hace para traerles a la cabeza que en Nochebuena habrá que cenar una vez más con los cuñados, a pesar de que el resto del año se huya de ellos como de la peste. Tampoco pretende incitarlos al consumo, a los atracones o a las borracheras que lamentablemente aparecen de manera característica en estas fiestas. Lo hace porque la Navidad nos permite recordar a alguien que derramó, derrama y derramará una luz muy superior a la de ese fenómeno astral que contemplaron hace más de 2000 años unos Maos. La historia de la humanidad sería totalmente distinta si Jesús no hubiera venido al mundo. Nuestra sociedad padecería los males típicos de la por otros conceptos magnífica cultura clásica. La esclavitud, por ejemplo, seguiría siendo algo normal e incluso obligatorio, porque, como señaló el filósofo griego Aristóteles, que tanta influencia tendría sobre occidentales como Santo Tomás de Aquino, algunos hombres nacen para ser esclavos. Las mujeres continuarían casándose a los 12 años, el límite de edad establecido en la Ley de las 12 tablas, en matrimonios que serían concertados y sufrirían una tasa de mortalidad superior a la de las naciones más atrasadas del actual tercer mundo. Los niños podrían ser abandonados por sus padres en el mismo momento de nacer, si así convenía la economía doméstica, y casi siempre le convenía cuando se trataba de la segunda niña. Los enfermos se verían arrojados a las cunetas por los propios familiares para facilitar su muerte rápida y evitar el contagio. Y los ancianos, ay, los ancianos, no pocas veces recibirían alguna forma de eutanasia. Incluso en el seno del pueblo de Israel, no solo los ultraortodoxos, sino todos, seguirían rezando por las mañanas una fórmula que afirma Te doy gracias, Señor, porque no soy ni animal, ni mujer, ni gentil, marcando un muro de separación entre judíos y gentiles, que solo la enseñanza de Jesús ha logrado derribar. Sin haber nacido Jesús, seguramente tendríamos elecciones y se construirían calzadas, acueductos y, por supuesto, templos, pero todo se llevaría a cabo en medio de la tristeza típica de los clásicos que solo cambió precisamente porque Jesús vino a este mundo. Todo sucedería así, en el supuesto, de que Roma hubiera logrado resistir a los bárbaros, porque si al final godos o unos hubieran prevalecido arrasando el imperio, poco o nada nos habría llegado de la cultura clásica. Tampoco habríamos conocido los grandes aportes de la Reforma protestante del siglo XVI, como una cultura bíblica del trabajo, la revolución científica, la doctrina contemporánea de los derechos humanos, la alfabetización como una meta generalizada, la erradicación de la mentira y del hurto como pecados veniales o la creación de la democracia moderna. Nada de eso tendríamos actualmente si Jesús no hubiera nacido. Y la prueba está en cómo brilla por su ausencia, en mayor o menor medida, en aquellos lugares donde no se ha escuchado o ha dejado de escucharse el mensaje del Evangelio. Por encima de todos esos logros innegables vinculados al cristianismo, por añadidura y de manera mucho más importante, millones de personas no habrían sabido a lo largo de estos dos milenios lo que es la paz de corazón, ni conocido la esperanza en medio de las dificultades, ni disfrutado la confianza serena en la vida tras la muerte, ni experimentado el gozo del perdón que no deriva de rituales y ceremonias, sino sólo del abrazo gratuito de Dios que únicamente puede ser recibido a través de la fe. Jesús ha sido y es la luz indescriptible que lo ha hecho posible para millones y millones y más millones de seres humanos a lo largo de estos siglos. Lo que quien ahora se dirige a ustedes pretende hoy es dejarles no un simple recuerdo histórico. Se trata más bien de una reflexión y de una invitación. Ambas las dirijo a todos aquellos que nos escuchan, a los que no tienen voz, a los ancianos, a los enfermos, a los huérfanos, a los deprimidos, a los que se encuentran solos, a los que carecen de un empleo o de un empleo mínimamente digno, a los que sufren, a los que no disponen de alguien que quiera escucharlos, a los que se sobrecogen pensando en un futuro de interminable agitación, a los que miran en torno suyo sin encontrar un solo rostro amigo, a los que lloran, a todos ellos y a muchos más, quiero hoy recordarles que la paz, la esperanza, la confianza, el perdón, todo eso y más se haya a disposición de aquellos que abren sus corazones a Jesús, a pesar de la crisis económica, del belicismo criminal de unos cuantos, de las desastrosas castas que padece el conjunto del planeta o de la inseguridad relacionada con el futuro. A todos ellos los invito a alegrarse, aunque parezca que no hay razón para ello. En realidad la hay de sobra, siquiera porque en estos últimos días de 2025 podemos darle gracias a Dios porque hace más de 2000 años nació Jesús y su luz ilumina un mundo sumido en las peores negruras. Ahora mismo, en este mismo instante, está llamándolos a todos para que acepten su reconciliación y su abrazo de amor. No dejen pasar un día más para hacerlo. Reconciliense con Dios. Porque esa es la decisión más importante que pueden tomar a lo largo de sus vidas. En cuanto a nosotros, no dejaremos de estar con ustedes during these vacaciones de Navidad. Aunque la voz descansará formas, seguiremos de maneira ininterrumpida with the programs exclusively program of Césarvidal.tv. And Dios mediante, if we were Menester, regressaremos when there are notices of special relevance for proportion an analysis solid, veraz and impartial. In other words, a vacations will be a feliz Navidad and prosperous, and hoy in manner especially, not live for the disanimous frustration, because a part of that are gigantes, is also because they contemplaced the rodillas, and ya will be the hour to poner in pie.

SPEAKER_00:

Nuestro Señor Jesucristo, el único Dios verdadero, es misericordioso y nuestro Salvador.